bonsái encina
Cultivo del bonsái encina
El quercus ilex, comúnmente conocido como encina, proveniente de la región mediterránea, es un árbol muy longevo o con bastante antigüedad y de hojas perennes, frondoso y robusto, germina con facilidad y se adapta a cualquier ambiente, pero por su lento crecimiento el tronco tarda muchos años en alcanzar la apariencia deseada, por lo que el método de multiplicación por semilla representa una opción poco atractiva para los aficionados al bonsái.
Condiciones adecuadas para su cultivo
El bonsái encina es una especie capaz de tolerar los cambios climáticos más drásticos y adaptarse a cualquier temperatura, por lo que puede ser cultivado tanto en exteriores como en interiores, pero prefiere los ambientes calurosos y secos y la luz solar directa.
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Suelos, Riego y Abonado requeridos
Los sustratos óptimos para esta especie deben ser una mezcla de arcilla granulosa, tierra vegetal y arena gruesa en partes iguales. La encina requiere un abonado mensual moderado desde finales de la primavera hasta principios de verano y no más de dos veces durante el otoño. Es importante un buen drenado y un riego prudente sólo cuando el suelo este seco ya que sus exigencias de agua son mínimas. Rociar ligeramente las hojas solo para limpiarlas.
Recomendaciones de Poda y Pinzado
La poda del bonsái encina debe realizarse retirando las ramas antes que la planta inicie su periodo de actividad y entre primavera y verano cortar los brotes nuevos. En caso de manchas verdes ocasionadas por exceso de humedad, se recomienda cepillar el tronco.
Trasplante del bonsái encina
Por su lento crecimiento, el bonsái encina no requerirá ser trasplantado hasta después de unos tres o cuatro años, siempre al final del invierno o principio de la primavera, protegiendo muy bien sus finas y sensibles raíces del contacto con el agua y de cualquier tipo de agresión.